~ A cualquier Precio ~ (Thiaguella)
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~ A cualquier Precio ~ (Thiaguella)
Introducción:
Marianella Rinaldi nunca había dejado de soñar con Thiago Bedoya Aguero. El rebelde adolescente, se había convertido en un millonario de Manhattan, un hombre de hielo que salía con cuantas mujeres pudiera, pero sin entregar su corazón a ninguna...
Pero él, era la última esperanza de Mar para salvar su periódico.
De repente, bajo una tormenta de nieve, el hielo de Thiago comenzó a derretirse y Mar vio sus sueños al alcance de la mano.
Todo lo que tenía que hacer era aceptar el dinero y la tórrida noche de pasión que siempre había anhelado. Pero,
¿merecería la pena el sacrificio? ¿Podía entregarle su cuerpo y su alma a Thiago a cualquier precio?
Todo esto y mucho mas en...
A Cualquier Precio
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evelyn- Conoces a los Chicos
- Mensajes : 18
Fecha de inscripción : 01/10/2009
Re: ~ A cualquier Precio ~ (Thiaguella)
A CUALQUIER PRECIO
Capítulo Uno
Mar estaba sentada en la elegante sala de espera de Thiago Bedoya, dueño de aquel moderno edificio acristalado en medio de Manhattan.
Como todo el mundo en Newport Falls, sabía que Thiago había surgido de la nada para convertirse en un importante hombre de negocios. Pero comprobarlo en persona era distinto.
Había necesitado armarse de coraje para acudir a Reilly Investments. No dejaba de recordarse que se trataba de Thi, su amigo de la infancia, no de Donald Trump. No debía sentirse intimidada. Después de todo, había cuidado a Thiago durante sus catarros, cuando pasó la varicela y en muchas ocasiones después de las peleas con su padre.
Pero no podía evitar los nervios, y una vocecita interior no dejaba de decirle que se fuera corriendo de allí, que no debería haber ido.
Se preguntó si reconocería al hombre descrito en la prensa como un multimillonario muy seguro de sí mismo. En apariencia, Thiago siempre había sido un poco gallito, pero ella sabía que en el fondo no era así. Sabía que tras aquella aparente seguridad se hallaba el chico inseguro de siempre. Él siempre había sido dolorosamente consciente de sus orígenes y de quién era. Su superioridad sólo era una forma de cubrir la inseguridad que le producía ser el chico más pobre de la escuela.
Se pasó una mano por el pelo, convencida de que debía tener un aspecto horrible. Era sólo mediodía, pero el día había empezado para ella ocho horas antes. Se había ocupado de algunos asuntos en el Diario antes de tomar prestado el auto de Jaz para conducir a la ciudad. No le había quedado más remedio que hacerlo, pues el suyo estaba estropeado y no tenía plata para arreglarlo. Desde su divorcio, andaba muy justa de dinero. El Diario, que había sido un negocio familiar durante generaciones, no hacía más que perder plata, y hacía meses que no le había quedado más remedio que dejar de pagarse el salario.
Mar volvió a mirar su reloj. Era casi la una y media. Su cita para comer era a la una menos cuarto.
Tal vez había habido alguna confusión, o era posible que Thiago ni siquiera supiera que tenía una cita con ella. Después de todo no había hablado con él personalmente. Se habían comunicado a través de su secretaria.
Mar no le había dicho a ésta que quería pedirle a su jefe un préstamo para tratar de sacar el Diario adelante. Tampoco le había dicho que Thiago Bedoya era más que un viejo amigo. Mucho más.
De hecho, había amado a Thiago desde la primera vez que lo vio. En una época estuvo convencida de que estaban hechos el uno para el otro, de que la amistad que habían alimentado desde la infancia estaba destinada a convertirse en pasión. Pero acabó comprobando que estaba equivocada y nunca había admitido su amor por él a ninguna persona... excepto a él mismo.
Se ruborizó al recordar aquel día, catorce años atrás.
Durante el último año de secundaria, Thiago y ella formaban parte de un grupo de tres amigos. Thiago, Simon y Mar.
Inseparables, en el secundario y fuera de él, eran conocidos en Newport Falls como la tierra, el viento y el fuego. Mar, la hija del dueño del Diario de la ciudad, era la tierra, consistente, estable. Simon, hijo de un profesor, era el viento; cambiaba constantemente de opinión respecto a quién era y lo que quería ser. Thiago, hijo de un alcohólico en paro, era el fuego, lleno de angustia y determinación.
Un día de primavera Thiago y ella se encontraron a solas, sin Simon. Habían llegado al arroyo al rayar el alba y se habían sentado a charlar como de costumbre. Mar mencionó que empezaba a tener calor y Thiago la miró con expresión traviesa. Se puso en pie, se quitó la camisa, miró hacia el arroyo y luego a ella.
-Tenes razón. Estaría bien nadar un rato.
-No tengo tanto calor -dijo Mar-. El agua del arroyo está helada.
-Vamos. Seguro que te vendrá bien un chapuzón - Thiago dio un paso hacia ella.
Mientras ella contemplaba sus pronunciados y atractivos rasgos, sus ojos verdosos y su pelo morocho.
Mar sintió que su determinación perdía fuerza. Siempre le había costado mucho negarle algo a Thiago
-No, gracias -dijo a pesar de todo.
-El secreto reside en saltar al agua muy rápido -replicó él mientras daba otro paso hacia ella.
Mar estaba segura de que pensaba tirarla al agua, de manera que se levantó y blandió su caña de pescar a modo de espada.
-¡Ni se te ocurra acercarte, Bedoya, o te atizo!
Thiago le sacó la caña en un abrir y cerrar de ojos y la tiró al piso.
Mar giró sobre sí misma y salió corriendo en dirección contraria, pero tropezó con una raíz y acabó aterrizando de bruces sobre un arbusto de fresas salvajes.
Thiago se arrodilló a su lado, solícito, y la ayudó a volverse. Al ver su camiseta se puso intensamente pálido.
—Te has herido —dijo, confundiendo el rojo de las fresas con sangre.
Cuando se inclinó hacia ella para ver mejor, Mar no pudo contener la risa y le dio un empujón. Mientras el trasero de Thiago aterrizaba de lleno sobre el arbusto de fresas, ella se puso en pie y echó a correr.
Pero no lo hizo con la suficiente velocidad, porque Thiago la alcanzó enseguida, la alzó en vilo con ambos brazos y la llevó hacia el arroyo.
-Vamos a limpiarte esas manchas, Rinaldi -dijo.
-¡Si me mojas un solo dedo te juro que te ahogo!
-Palabras vanas -murmuró él, tan cerca de su boca que Mar sintió el roce de su aliento.
Thiago se inclinó como si estuviera a punto de besarla. Ella cerró los ojos y esperó, anhelante.
Pero su fantasía se esfumó en cuanto su trasero tocó el agua helada. -¡Thiago! -exclamó.
Cuando él le ofreció una mano para que se levantara, tiró con todas sus fuerzas a la vez que estiraba una pierna para que tropezara. Thiago acabó de lleno en el agua.
-Ahora no le vas a librar -dijo mientras se levantaba
Mar ya había alcanzado la orilla, pero Thiago no tuvo ninguna dificultad en alcanzarla y acostarla sobre la arena a la vez que le sujetaba los brazos por encima de la cabeza.
-Ríndete, Rinaldi -de pronto sus ojos parecieron llenarse de fuego, como si acabara de verla por primera vez. Contempló su camiseta empapada, que mostraba claramente el contorno de sus pechos.-Mar... -murmuró con voz ronca.
Y ella hizo lo que llevaba años deseando hacer: lo besó. El respondió con auténtica pasión y exploró con la lengua el interior de su boca a la vez que deslizaba una mano bajo su camiseta. Aunque aún era virgen, Mar no se asustó. Deseaba a Thiago. Necesitaba sentirlo, estaba preparada para él.
Pero Thiago se apartó de ella al cabo de unos segundos y se sentó.
-¿Qué estamos haciendo? -preguntó, a la vez que se pasaba una mano por el pelo.
Mar permaneció unos momentos en silencio. Luego dijo:
-Te quiero, Thiago. Siempre te he querido.
Él no contestó. En lugar de ello se levantó y metió las manos en los bolsillos de sus jeans mojados. Sin decir una palabra, se alejó.
Mar oyó un ruido a sus espaldas y se volvió. Simon estaba tras ella, con los brazos cruzados. Apartó la mirada, avergonzada por el hecho de que hubiera sido testigo de su humillación.
-No pasa nada -dijo Simon -. Sé que queres a Bedoya. Lo sé hace mucho. Todo el mundo lo sabe. Todo el mundo excepto Rama.
Mar aún recordaba la vergüenza que sintió. Todo Newport Falls estaba enterado. Todo el mundo sabía que su amor no era correspondido.
Simon alargó una mano hacia ella.
-Vamos -dijo-. Te acompaño a casa
Cuando Mar aceptó su mano, añadió:
- Deberías saber que Bedoya no te quiere. Siente cariño por vos, por supuesto, pero no amor. Nunca te amará.
Y Simon demostró tener razón porque, en cuanto pudo hacerlo, Thiago voló de Newport Falls.
Mar fue a la universidad local y cuando su padre murió se hizo cargo del Diario.
Luego hizo lo único razonable que le quedaba por hacer. Se casó con Simon
-¿Señorita Rinaldi? - Mar se sobresaltó al ver ante sí a una guapísima rubia-. El señor Bedoya ya puede recibirla.
Sintió un arrebato de celos al preguntarse si aquella belleza saldría con Thiago. ¿Pero qué más daba? Thiago ya no significaba nada para ella. Nada.
A pesar de todo, el corazón le latía con tal fuerza mientras seguía a la secretaria que temió que ésta pudiera escucharlo.
El despacho era tan impresionante como el resto del edificio, con enormes ventanales que llegaban del suelo al techo y un magnífico escritorio de madera labrada a mano desde el que se tenía una vista espectacular de Central Park.
Thiago estaba sentado ante el escritorio, de espaldas a ella, hablando por teléfono.
Encontrarse tan cerca de él después de todos aquellos años hizo que Mar se quedara sin aliento. Pero Thiago no parecía afectado en lo más mínimo, pues siguió hablando por teléfono como si fuera invisible.
Ella permaneció unos minutos a sus espaldas, retorciendo las manos. ¿Por qué la había hecho pasar la secretaria si Thiago no estaba listo para recibirla? ¿Y cómo se atrevía a tratarla como si fuera cualquiera? Ella era Marianella Rinaldi, la chica que le había ganado casi todas las partidas de ajedrez que habían jugado, la chica que sabía que había sido él el que había roto la ventana de la señora Dunoff , la que sabía que lloró cuando enviaron a su padre a la cárcel, la que sabía que...
Thiago se volvió hacia ella y sonrió mientras colgaba el teléfono. Había cambiado muy poco durante aquellos nueve años. Los rasgos de su rostro se habían definido un poco más, pero seguía siendo el hombre más atractivo que Mar había visto en su vida.
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evelyn- Conoces a los Chicos
- Mensajes : 18
Fecha de inscripción : 01/10/2009
Re: ~ A cualquier Precio ~ (Thiaguella)
Buenisima la historia, me encanto enserio, espero seguir leyendo el fic porque ya me atrapó
undiamas- Llegas a la Fundacion BB
- Mensajes : 5
Fecha de inscripción : 01/10/2009
Re: ~ A cualquier Precio ~ (Thiaguella)
Es muy linda la fic, sube mas capitulos porque es muy hermosa =)
Nara93- Llegas a la Fundacion BB
- Mensajes : 2
Fecha de inscripción : 01/10/2009
Re: ~ A cualquier Precio ~ (Thiaguella)
Me encantó el fic, espero que lo sigas pronto evelyn
te mando un beso enorme
te mando un beso enorme
Rameria- Llegas a la Fundacion BB
- Mensajes : 6
Fecha de inscripción : 02/10/2009
Edad : 36
Re: ~ A cualquier Precio ~ (Thiaguella)
eve!!!!
kiero tachmin!!!!
postea tus fics antiguas
ahhh o pasamela q ya te dije q la qeria leer!!!
kiero tachmin!!!!
postea tus fics antiguas
ahhh o pasamela q ya te dije q la qeria leer!!!
perrypoola- Llegas a la Fundacion BB
- Mensajes : 3
Fecha de inscripción : 04/10/2009
Re: ~ A cualquier Precio ~ (Thiaguella)
Ooooooooooooooo ME ENCANTA!!! siguela si???
haditadelcielo- Cantas con los Teen
- Mensajes : 224
Fecha de inscripción : 02/10/2009
Edad : 34
Localización : Madrid
Re: ~ A cualquier Precio ~ (Thiaguella)
Yo te apoyo , no la e leido pero es que ahora pufffff.....
Me comprometo ah hacerlo por que el principio tene wena pintaaa
Me comprometo ah hacerlo por que el principio tene wena pintaaa
elidyc- Mar te pide que la ayudes
- Mensajes : 73
Fecha de inscripción : 04/10/2009
Re: ~ A cualquier Precio ~ (Thiaguella)
me mataste, esta muy bien. a ver si nos pones pronto lo q sigue
rem- Tan alegre el corazon
- Mensajes : 41
Fecha de inscripción : 01/10/2009
Re: ~ A cualquier Precio ~ (Thiaguella)
Está buenisima!!!!
me encantó y me enganchó!!!
por favor, sube pronto más capitulos!!!!!
me encantó y me enganchó!!!
por favor, sube pronto más capitulos!!!!!
rusiaderojas- Conoces a los Chicos
- Mensajes : 18
Fecha de inscripción : 09/10/2009
Re: ~ A cualquier Precio ~ (Thiaguella)
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Thiago se volvió hacia ella y sonrió mientras colgaba el teléfono. Había cambiado muy poco durante aquellos nueve años. Los rasgos de su rostro se habían definido un poco más, pero seguía siendo el hombre más atractivo que Mar había visto en su vida.
-Cuánto me alegro de verte, Mar -dijo a la vez que se levantaba para recibirla y ofrecerle su mano.
Mar sintió una descarga cuando la estrechó.
-Lo mismo digo.
-Me sorprendió tener noticias tuyas -Thiago dijo aquello como si volver a verla hubiera sido lo más natural del mundo.
-Tenía que venir a Nueva York de todos modos, de manera que me dije, ¿por qué no llamar a Thiago para tratar de comer con él?
-Me alegra que lo hicieras -Bedoya hizo una pausa y la observó un momento-. Ha pasado mucho tiempo.
Mar apartó la mirada. ¿Qué tenía aquel hombre que la hacía sentirse como una colegiala?
Thiago señaló la puerta mientras tomaba su abrigo.
-Vamos.
—Tus oficinas son impresionantes —dijo ella cuando salieron.
-Gracias -contestó Thiago sin añadir nada más.
Mar trató de pensar en algo que decir mientras bajaban en el ascensor, pero todo lo que se le ocurría le parecía una tontería.
-¿Y? ¿Qué te ha traído por aquí? -Preguntó Thiago finalmente.
-He venido a reunirme con unos cuantos anunciantes —Mintió Mar.
-¿Qué tal va el periódico?
-Bien -aquello no fue exactamente una mentira. La cobertura informativa nunca había sido mayor. Era la circulación lo que iba mal.
Cuando el ascensor se detuvo en la planta baja, Thiago apoyó una mano en la espalda de Mar mientras salían.
-No sé qué tenías planeado, pero lo cierto es que ando muy justo de tiempo. Si te parece bien, hay un pequeño restaurante italiano a la vuelta de la esquina.
Mar asintió y fueron caminando hasta el restaurante sin hablar. Cuando entraron fueron efusivamente saludados por el dueño, que parecía conocer bastante bien a Thiago y los llevó a una mesa que se hallaba en el rincón más acogedor del restaurante. Mientras leían el menú, Thiago dijo:
-El pollo piccalla está muy bueno.
Mar prefería algo más básico.
-¿Qué tal los espaguetis con albóndigas?
-Los mejores de la ciudad. Es lo que voy a pedir yo.
-Yo quiero lo mismo -mientras el camarero los atendía, Marse preguntó si su reencuentro con Thiago estaba destinado a ser tan superficial como parecía. Era muy posible que ya no tuvieran nada en común.
-¿Qué tal va todo por Newport Falls? -Preguntó Thiago
-Bien.
-Me entristeció enterarme de la muerte de tu madre. Era una gran persona.
Mar no esperaba que Thiago fuera a mencionar a su madre, que había muerto hacía casi diez años y que siempre adoró a Thiago y a Simon. De hecho, predijo que acabaría casándose con uno de ellos. Cuando descubrió que tenía una enfermedad mortal animó a Mar a que se casara rápidamente para poder asistir a su boda. Fue uno de los principales motivos por los que Mar aceptó casarse con Simon.
Afortunadamente, su madre no había sido testigo del final del matrimonio que inspiró.
—Gracias por las flores que enviaste —dijo.
Thiago apartó la mirada. Al principio, Mar se sintió desolada cuando Mar no llamó tras la muerte de su madre. Pero el dolor fue dando paso poco a poco a la curiosidad. Simon tenía una teoría para explicar la desaparición de Thi de sus vidas. Según él, no quería tener cerca a nadie que le recordara quién había sido y cómo se había criado.
El camarero llegó con su comida y situó los platos ante ellos. Los espaguetis y las albóndigas tenían un aspecto delicioso.
Mar tomó su tenedor mientras se preguntaba cómo iba a comer aquello sin empaparse de salsa.
Pero aquello no parecía preocupar a Thiago, que ya estaba enrollando unos espaguetis en torno a su tenedor.
-¿Qué sucede? -preguntó al ver que ella seguía quieta—. ¿Quieres alguna otra cosa?
-No - Mar hincó el tenedor en la montaña de espaguetis y se lo llevó a la boca. Uno de los espaguetis quedó fuera y lo sorbió haciendo bastante ruido.
Thiago sonrió.
-Nadie come como tú, Rinaldi
Mar dudaba que las mujeres con las que salía Thiago comieran demasiado. Las que salían en las revistas con él parecían muy delgadas y estaban siempre perfectamente maquilladas. «Pero yo soy una mujer real y estoy orgullosa de ello», se dijo mientras partía su pan de ajo.
-¿Te gusta la comida?
Mar asintió.
-Hay muchos restaurantes buenos en la ciudad, pero este tiene algo especial. Me recuerda un poco al Macarroni.
-El Macarroni ya ha desaparecido de Newport Falls -dijo Mar, pensando en todos los negocios que habían desaparecido en los últimos tiempos en su ciudad. Thiago no reconocería la calle principal.
-Resulta difícil de creer -dijo Thiago-. Llevaba allí toda la vida.
-Esa sensación daba.
Ninguno dijo nada más durante un rato mientras comían. Pero Mar no lograba relajarse. Sabía que tenía que sacar a relucir el tema del dinero.
-¿Permaneces en contacto con Simon? -preguntó finalmente.
-Hablé con él la semana pasada. Puede que vuelva pronto a casa.
-¿De dónde?
-Vive en las Bahamas
Simon no se había conformado con un matrimonio carente de pasión.
Mar no lo había amado de verdad, como él necesitaba. Ella se culpaba por el hecho de que se hubiera ido con una secretaria del banco. Su divorcio había sido bastante amistoso. No había propiedades ni hijos de por medio, de manera que cada uno se fue como había llegado.
Mar tenía el periódico y la casa de sus padres. Simon, tenía su libertad.
Thiago apartó la mirada.
-Has dicho que vuelve a casa. ¿Significa eso que vuelve contigo?
Mar no quería hablar de aquello con Thiago.
-No. Significa que vuelve a Newport Falls. Hace casi tres años que estamos divorciados.
-Lo siento -dijo Thiago
.
-Gracias. Pero no estoy aquí para hablar del fracaso de mi matrimonio o de mi vida personal - Mar lamentó de inmediato aquellas palabras. Thiago había sido buen amigo de ambos.
Él se cruzó de brazos.
-De acuerdo, Rinaldi. ¿O debería llamarte Arrechabaleta? -preguntó, refiriéndose al apellido de Simon
-Conservé mi apellido. Pero puedes llamarme Mar - Thiago, Simon y ella siempre se habían llamado por el apellido cuando eran adolescentes, pero las cosas habían cambiado.
-De acuerdo, Mar. ¿Por qué estás aquí?
Ella apartó la mirada.
-Yo... Me preguntaba qué tal estabas, qué hacías...
-¿En serio? No me has hecho una sola pregunta sobre lo que hago. Y estás retorciendo un mechón de tu pelo con un dedo, como haces siempre que tienes algo en mente. Tengo la impresión de que esto es algo más que una visita personal.
Mar apartó la mano de su pelo y suspiró.
-De acuerdo. Mi periódico está a punto de arruinarse. Necesitamos efectivo urgentemente.
-Comprendo - los ojos verdosos de Thiago se oscurecieron. Parecía enfadado y Mar supuso que se debía a que no le había contado claramente el motivo de su visita-. Y quieres que te eche una mano.
-Eso espero.
-¿Cuál es el problema?
-Hemos perdido a nuestro principal anunciante, los grandes almacenes Holland.
-¿Por qué?
-Quebraron la primavera pasada -Holland eran los únicos grandes almacenes de Newport Falls y mucha gente se había quedado sin trabajo. La mayoría había puesto sus casas a la venta para irse a trabajar a Albany, aunque vender resultaba difícil en aquellos momentos-. Pero justo antes de eso la circulación del periódico estaba aumentando.
-En ese caso, supongo que también aumentaron los ingresos.
-No. He hecho algunos cambios desde que papá murió. Contraté a varios reporteros experimentados que cuestan bastante dinero - Mar se encogió de hombros-. Todo cuesta dinero.
-Dinero que no tienes.
-No he parado de pedir préstamos que no me conceden. Tú eres mi última esperanza. Si no consigo dinero pronto, The Falls irá a la quiebra.
-Eres una periodista magnífica. Podrías ir a cualquier sitio.
-No quiero ir a ningún sitio -dijo Mar, enojada -. Newport Falls es mi hogar. Mi padre se pasó la vida trabajando para mantener el periódico a flote. Yo llevo once años trabajando en él y casi trescientos empleos dependen del periódico. ¿Imaginas lo que supondría para la economía local que el periódico desapareciera?
Thiago apartó la mirada.
Mar aún podía leer en él como en un libro abierto. Y sus instintos le dijeron que estaba perdiendo el tiempo.
-Lo siento, Rinaldi quiero decir, Mar.
-Por favor, Thiago. En otra época fuimos buenos amigos. Necesito tu ayuda.
Thiago la miró, indeciso. En aquel instante sonó su móvil, concediéndole la distracción que sin duda buscaba. Por lo que oyó, Mar dedujo que hablaba con alguien de su despacho.
-¿Qué tengo en mi agenda para mañana? Cancélalo. Mañana salgo de la ciudad. Organiza un viaje a Newport Falls. Gracias -tras cortar, Thiago miró a Mar-. Quiero ir allí a verlo.
-¿A ver qué?
-Tu periódico, por supuesto. The Falls.
Thiago había estado en el periódico cientos de veces. Aparte de que necesitaba una buena mano de pintura, apenas nada había cambiado.
-Quiero conocer a los reporteros que has contratado -continuó-. También quiero hablar con el director del departamento de publicidad para...
-La directora -corrigió Mar
Thiago asintió.
-Quiero comprobar qué está haciendo para que aumente la distribución.
-De acuerdo.
Thiago se levantó.
—Estaré en tu oficina a las tres.
Cuando le ofreció la mano, Mar la tomó y se levantó. Sin soltarla, Thiago añadió:
-Me ha alegrado mucho volver a verte, Mar
Una vez en la calle, Thiago detuvo un taxi para ella.
-Gracias -dijo Mar mientras entraba.
El trató de no fijarse en sus delicados labios mientras cerraba la puerta. Pero permaneció allí, observando cómo se alejaba el taxi. No se movió hasta que desapareció de su vista, y entonces no se encaminó de vuelta a su despacho.
Necesitaba despejar un poco su mente. Ver a Mar después de todos aquellos años, estar tan cerca de ella, había hecho que la cabeza empezara a darle vueltas.
Siempre había conservado la esperanza de poder apartarla definitivamente de su cabeza, pero no lo había logrado. Mar era el fantasma con que competían las mujeres con las que salía.
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CAPITULO DOS
Thiago se volvió hacia ella y sonrió mientras colgaba el teléfono. Había cambiado muy poco durante aquellos nueve años. Los rasgos de su rostro se habían definido un poco más, pero seguía siendo el hombre más atractivo que Mar había visto en su vida.
-Cuánto me alegro de verte, Mar -dijo a la vez que se levantaba para recibirla y ofrecerle su mano.
Mar sintió una descarga cuando la estrechó.
-Lo mismo digo.
-Me sorprendió tener noticias tuyas -Thiago dijo aquello como si volver a verla hubiera sido lo más natural del mundo.
-Tenía que venir a Nueva York de todos modos, de manera que me dije, ¿por qué no llamar a Thiago para tratar de comer con él?
-Me alegra que lo hicieras -Bedoya hizo una pausa y la observó un momento-. Ha pasado mucho tiempo.
Mar apartó la mirada. ¿Qué tenía aquel hombre que la hacía sentirse como una colegiala?
Thiago señaló la puerta mientras tomaba su abrigo.
-Vamos.
—Tus oficinas son impresionantes —dijo ella cuando salieron.
-Gracias -contestó Thiago sin añadir nada más.
Mar trató de pensar en algo que decir mientras bajaban en el ascensor, pero todo lo que se le ocurría le parecía una tontería.
-¿Y? ¿Qué te ha traído por aquí? -Preguntó Thiago finalmente.
-He venido a reunirme con unos cuantos anunciantes —Mintió Mar.
-¿Qué tal va el periódico?
-Bien -aquello no fue exactamente una mentira. La cobertura informativa nunca había sido mayor. Era la circulación lo que iba mal.
Cuando el ascensor se detuvo en la planta baja, Thiago apoyó una mano en la espalda de Mar mientras salían.
-No sé qué tenías planeado, pero lo cierto es que ando muy justo de tiempo. Si te parece bien, hay un pequeño restaurante italiano a la vuelta de la esquina.
Mar asintió y fueron caminando hasta el restaurante sin hablar. Cuando entraron fueron efusivamente saludados por el dueño, que parecía conocer bastante bien a Thiago y los llevó a una mesa que se hallaba en el rincón más acogedor del restaurante. Mientras leían el menú, Thiago dijo:
-El pollo piccalla está muy bueno.
Mar prefería algo más básico.
-¿Qué tal los espaguetis con albóndigas?
-Los mejores de la ciudad. Es lo que voy a pedir yo.
-Yo quiero lo mismo -mientras el camarero los atendía, Marse preguntó si su reencuentro con Thiago estaba destinado a ser tan superficial como parecía. Era muy posible que ya no tuvieran nada en común.
-¿Qué tal va todo por Newport Falls? -Preguntó Thiago
-Bien.
-Me entristeció enterarme de la muerte de tu madre. Era una gran persona.
Mar no esperaba que Thiago fuera a mencionar a su madre, que había muerto hacía casi diez años y que siempre adoró a Thiago y a Simon. De hecho, predijo que acabaría casándose con uno de ellos. Cuando descubrió que tenía una enfermedad mortal animó a Mar a que se casara rápidamente para poder asistir a su boda. Fue uno de los principales motivos por los que Mar aceptó casarse con Simon.
Afortunadamente, su madre no había sido testigo del final del matrimonio que inspiró.
—Gracias por las flores que enviaste —dijo.
Thiago apartó la mirada. Al principio, Mar se sintió desolada cuando Mar no llamó tras la muerte de su madre. Pero el dolor fue dando paso poco a poco a la curiosidad. Simon tenía una teoría para explicar la desaparición de Thi de sus vidas. Según él, no quería tener cerca a nadie que le recordara quién había sido y cómo se había criado.
El camarero llegó con su comida y situó los platos ante ellos. Los espaguetis y las albóndigas tenían un aspecto delicioso.
Mar tomó su tenedor mientras se preguntaba cómo iba a comer aquello sin empaparse de salsa.
Pero aquello no parecía preocupar a Thiago, que ya estaba enrollando unos espaguetis en torno a su tenedor.
-¿Qué sucede? -preguntó al ver que ella seguía quieta—. ¿Quieres alguna otra cosa?
-No - Mar hincó el tenedor en la montaña de espaguetis y se lo llevó a la boca. Uno de los espaguetis quedó fuera y lo sorbió haciendo bastante ruido.
Thiago sonrió.
-Nadie come como tú, Rinaldi
Mar dudaba que las mujeres con las que salía Thiago comieran demasiado. Las que salían en las revistas con él parecían muy delgadas y estaban siempre perfectamente maquilladas. «Pero yo soy una mujer real y estoy orgullosa de ello», se dijo mientras partía su pan de ajo.
-¿Te gusta la comida?
Mar asintió.
-Hay muchos restaurantes buenos en la ciudad, pero este tiene algo especial. Me recuerda un poco al Macarroni.
-El Macarroni ya ha desaparecido de Newport Falls -dijo Mar, pensando en todos los negocios que habían desaparecido en los últimos tiempos en su ciudad. Thiago no reconocería la calle principal.
-Resulta difícil de creer -dijo Thiago-. Llevaba allí toda la vida.
-Esa sensación daba.
Ninguno dijo nada más durante un rato mientras comían. Pero Mar no lograba relajarse. Sabía que tenía que sacar a relucir el tema del dinero.
-¿Permaneces en contacto con Simon? -preguntó finalmente.
-Hablé con él la semana pasada. Puede que vuelva pronto a casa.
-¿De dónde?
-Vive en las Bahamas
Simon no se había conformado con un matrimonio carente de pasión.
Mar no lo había amado de verdad, como él necesitaba. Ella se culpaba por el hecho de que se hubiera ido con una secretaria del banco. Su divorcio había sido bastante amistoso. No había propiedades ni hijos de por medio, de manera que cada uno se fue como había llegado.
Mar tenía el periódico y la casa de sus padres. Simon, tenía su libertad.
Thiago apartó la mirada.
-Has dicho que vuelve a casa. ¿Significa eso que vuelve contigo?
Mar no quería hablar de aquello con Thiago.
-No. Significa que vuelve a Newport Falls. Hace casi tres años que estamos divorciados.
-Lo siento -dijo Thiago
.
-Gracias. Pero no estoy aquí para hablar del fracaso de mi matrimonio o de mi vida personal - Mar lamentó de inmediato aquellas palabras. Thiago había sido buen amigo de ambos.
Él se cruzó de brazos.
-De acuerdo, Rinaldi. ¿O debería llamarte Arrechabaleta? -preguntó, refiriéndose al apellido de Simon
-Conservé mi apellido. Pero puedes llamarme Mar - Thiago, Simon y ella siempre se habían llamado por el apellido cuando eran adolescentes, pero las cosas habían cambiado.
-De acuerdo, Mar. ¿Por qué estás aquí?
Ella apartó la mirada.
-Yo... Me preguntaba qué tal estabas, qué hacías...
-¿En serio? No me has hecho una sola pregunta sobre lo que hago. Y estás retorciendo un mechón de tu pelo con un dedo, como haces siempre que tienes algo en mente. Tengo la impresión de que esto es algo más que una visita personal.
Mar apartó la mano de su pelo y suspiró.
-De acuerdo. Mi periódico está a punto de arruinarse. Necesitamos efectivo urgentemente.
-Comprendo - los ojos verdosos de Thiago se oscurecieron. Parecía enfadado y Mar supuso que se debía a que no le había contado claramente el motivo de su visita-. Y quieres que te eche una mano.
-Eso espero.
-¿Cuál es el problema?
-Hemos perdido a nuestro principal anunciante, los grandes almacenes Holland.
-¿Por qué?
-Quebraron la primavera pasada -Holland eran los únicos grandes almacenes de Newport Falls y mucha gente se había quedado sin trabajo. La mayoría había puesto sus casas a la venta para irse a trabajar a Albany, aunque vender resultaba difícil en aquellos momentos-. Pero justo antes de eso la circulación del periódico estaba aumentando.
-En ese caso, supongo que también aumentaron los ingresos.
-No. He hecho algunos cambios desde que papá murió. Contraté a varios reporteros experimentados que cuestan bastante dinero - Mar se encogió de hombros-. Todo cuesta dinero.
-Dinero que no tienes.
-No he parado de pedir préstamos que no me conceden. Tú eres mi última esperanza. Si no consigo dinero pronto, The Falls irá a la quiebra.
-Eres una periodista magnífica. Podrías ir a cualquier sitio.
-No quiero ir a ningún sitio -dijo Mar, enojada -. Newport Falls es mi hogar. Mi padre se pasó la vida trabajando para mantener el periódico a flote. Yo llevo once años trabajando en él y casi trescientos empleos dependen del periódico. ¿Imaginas lo que supondría para la economía local que el periódico desapareciera?
Thiago apartó la mirada.
Mar aún podía leer en él como en un libro abierto. Y sus instintos le dijeron que estaba perdiendo el tiempo.
-Lo siento, Rinaldi quiero decir, Mar.
-Por favor, Thiago. En otra época fuimos buenos amigos. Necesito tu ayuda.
Thiago la miró, indeciso. En aquel instante sonó su móvil, concediéndole la distracción que sin duda buscaba. Por lo que oyó, Mar dedujo que hablaba con alguien de su despacho.
-¿Qué tengo en mi agenda para mañana? Cancélalo. Mañana salgo de la ciudad. Organiza un viaje a Newport Falls. Gracias -tras cortar, Thiago miró a Mar-. Quiero ir allí a verlo.
-¿A ver qué?
-Tu periódico, por supuesto. The Falls.
Thiago había estado en el periódico cientos de veces. Aparte de que necesitaba una buena mano de pintura, apenas nada había cambiado.
-Quiero conocer a los reporteros que has contratado -continuó-. También quiero hablar con el director del departamento de publicidad para...
-La directora -corrigió Mar
Thiago asintió.
-Quiero comprobar qué está haciendo para que aumente la distribución.
-De acuerdo.
Thiago se levantó.
—Estaré en tu oficina a las tres.
Cuando le ofreció la mano, Mar la tomó y se levantó. Sin soltarla, Thiago añadió:
-Me ha alegrado mucho volver a verte, Mar
Una vez en la calle, Thiago detuvo un taxi para ella.
-Gracias -dijo Mar mientras entraba.
El trató de no fijarse en sus delicados labios mientras cerraba la puerta. Pero permaneció allí, observando cómo se alejaba el taxi. No se movió hasta que desapareció de su vista, y entonces no se encaminó de vuelta a su despacho.
Necesitaba despejar un poco su mente. Ver a Mar después de todos aquellos años, estar tan cerca de ella, había hecho que la cabeza empezara a darle vueltas.
Siempre había conservado la esperanza de poder apartarla definitivamente de su cabeza, pero no lo había logrado. Mar era el fantasma con que competían las mujeres con las que salía.
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evelyn- Conoces a los Chicos
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Fecha de inscripción : 01/10/2009
Re: ~ A cualquier Precio ~ (Thiaguella)
DIOSSSSSSSSS EVELYNNN CONTINUALA PORRR TU VIDA!!!
es increibleee
es increibleee
haditadelcielo- Cantas con los Teen
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Edad : 34
Localización : Madrid
Re: ~ A cualquier Precio ~ (Thiaguella)
Preciosaaaaaaaaaaaaa
siguela pronto por favor!!!!!
siguela pronto por favor!!!!!
rusiaderojas- Conoces a los Chicos
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Fecha de inscripción : 09/10/2009
Re: ~ A cualquier Precio ~ (Thiaguella)
eeeeee.... ESTA GENIAAAAAAAAL!
me ha encantaadoo enserioo !! ^__^
sigueelaa prontiitooo
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sigueelaa prontiitooo
Lauraa94- Vas por Mas
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Fecha de inscripción : 03/10/2009
Edad : 30
Localización : Madrid
Re: ~ A cualquier Precio ~ (Thiaguella)
Pon otro capitulo, tu fic es hermosa!! =)
Nara93- Llegas a la Fundacion BB
- Mensajes : 2
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